
Un potro tenía un relincho exagerado para su edad.
Cierto día el potro oyó un caballo relinchar fuertemente, y lo quiso imitar. Pero a pesar de todos sus intentos, no logró igualar la voz del caballo y perdió además su propia voz por el esfuerzo realizado.
De este modo quedó sin la voz del caballo y sin su antigua voz.
Moraleja de la fábula del relincho del caballo
No imites ni actos ni cualidades ajenas sin la preparación y la capacidad necesaria, pues existe gran posibilidad de terminar en peor estado que como comenzaste.
Fin de la fabula y refrán del relincho del caballo
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