Teniendo conocimiento una corneja de un palomar que era habitado por unos pichones muy bien alimentados, y queriendo disfrutar de tan abundante comida blanqueó sus plumas y se introdujo en el palomar
Mientras la corneja estuvo en silencio, los pichones y palomas, creyéndola como uno de los suyos, la admitieron sin protestas. Pero olvidándose de quíen era,
en un descuido la corneja lanzó un graznido. Entonces los pichones, que no le reconocieron su voz como la de paloma o pichon, la echaron de su nido.
Y la corneja, viendo que le habían echado de la comida de los pichones, volvió a buscar otras cornejas para compartir la de su especie.
Pero sin su color original, las otras cornejas no la recibieron en su sociedad; de manera que por haber querido disfrutar de dos comidas, no pudo probar alguna.
Moraleja de la fabula de la corneja y los pichones
Contentémonos con nuestros bienes, pues tratar de tomar sin derecho los ajenos, sólo nos conduce a perderlo todo.
Fin de la fábula de los pichones y la corneja
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