
Le comentó una simpatica golondrina a un ruiseñor cantarín que construyera su nido como lo hacían todas las golondrinas, bajo el techo de las casas de los hombres, que escucharían su armonioso canto, y así vivirías con ellos como ya lo hacían las golondrinas.
Pero el ruiseñor le contesto:
– No quiero volver a sufrir el recuerdo de mis antiguos males encerrado en jaulas para cantar, y por ello prefiero alojarme en lugares apartados.
Moraleja de la fábula de la fábula del ruiseñor y la golondrina
Los bienes y los males recibidos, siempre quedan atados en la memoria a las circunstancias que los rodearon.