Un cantante sin talento esforzaba su voz desde la mañana a la noche en una casa donde las paredes estaban juntas y presentaban muy buen eco.
Estas paredes amplificaban la voz, con lo que pensó que tenía una voz magnífica, y tanto se vanaglorió, que decidió presentarse a un teatro, pero un su actuación fue tan mala que obtuvo un estrepitoso fracaso.
Moraleja de la fábula el cantante sin talento
No debemos ser los jueces de nosotros mismos, pues nuestra parcialidad nos llevara a mal razonamiento.
Fin de la fábula y refran del cantante sin talento
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