Un hombre cazó a una corneja, le ató un pequeña cuerda a una de sus patas y se la entregó a su hijo para que jugara.
La corneja, no gustándole la situación prefirió no vivir prisionera en aquel nuevo hogar y aprovechó un momento de descuido del niño para huir en libertad y tratar de volver al su añorado nido del bosque.
Pero la cuerda se enredó entre las ramas de un árbol y el ave no pudo volar más lejos, quedando apresada. Viendo cercano su fin, pues sería presa de otros animales, se dijo:
–¡Este es mi destino! Por no haber sabido aguantar la esclavitud entre los humanos, ahora me veo privada de la vida.
Moraleja de la fábula de la corneja fugitiva
Cuanto mayor son los valores que busca unos mismo, mayores son los riesgos y desafíos.
Fin de la fábula de la corneja fugitiva.
También te gustarán:
