El cuento del apicultor y las abejas comienza con un ladrón que se introdujo en casa de un apicultor con la suerte de la ausencia de abejas, así que aprovechó para robar la miel y panales.
Al regresar el apicultor observando vacías las colmenas, se coloco justo al lado para examinar el daño. Pero fue tal su mala suerte, que el enjambre de abejas volvía de recolectar desde las flores en ese momento.
Las abejas picaron y clavaron sus aguijones sin piedad y el apicultor se puso muy enfermo en los siguientes días. En su lecho pensaba amargamente, tanto cuidado y cariño que les he proporcionado y miran como me han maltratado.
Moraleja de la fábula del apicultor
Muchas veces sucede que vemos con desconfianza a nuestros amigos y les hacemos daño, es muy importante reconocerlo y buscar su perdón. Hay que conservar ese gran valor es la amistad.
Fin de la fábula y refrán del apicultor
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